En los tiempos que corren no es fácil ganarse la vida con el arte. Parece que es un oficio al que no le da el suficiente valor. Sin embargo, cuando te enteras de historias como la que os voy a contar hoy, parece que te reconfortas con el mundo, y piensas que al final, todo el esfuerzo, sacrificio y trabajo suele tener recompensa. Así lo cuenta el propio autor en su blog. Todo comenzó un 7 de abril de 1975 con el nacimiento de un niño que, en lugar de nacer con un pan bajo el brazo, nació con una naranja y una baldosa cerámica esmaltada a mano.
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