El repunte ha sido un alivio para un mercado que en el 2013 había caído a la mitad desde los 4.300 millones de euros facturados en 2007 y que, según expertos en la confección y distribución de vestidos de novia de la talla de Joana Diestre, había obligado los fabricantes de moda nupcial a volcarse al mercado exterior y a que dentro del país, se asentarán la venta y el alquiler de vestidos de novia usados, haciendo que las novias tuvieran que elegir el vestido más importante de sus vidas con calculadora en mano y con muchas limitaciones. Y sí, España se convirtió en la segunda potencia mundial de estos atuendos; pero a coste de que sus bodas se mermaran a una cuarta parte en todo.