Hay fuentes que aseguran que el origen del disfraz está unido al hombre desde los tiempos más remotos de su historia, conocido es que ya los romanos celebraban en honor al dios Saturno las célebres fiestas denominadas las Saturnales durante tres días seguidos, en las que los ciudadanos del Imperio Romano se disfrazaban y disfrutaban. Por su parte, los griegos organizaban unas celebraciones similares en honor al dios Dionisio, denominadas las Dionisias, en las que tenían lugar grandes procesiones y representaciones teatrales, así se puede apreciar que la idea de disfrazarse y representar por un tiempo determinado un personaje distinto al que en realidad se es, ya estaba vigente en la antigüedad.
A partir de ahí el arte de disfrazarse o carnaval ha ido desarrollándose de forma paralela a la evolución de la humanidad. Cada cultura, cada civilización ha marcado sus singulares y determinadas características, pero siempre ha seguido estando presente. Buena prueba de ello es que en la actualidad se celebran carnavales en todos los puntos cardinales del planeta, desde los famosos carnavales de Río de Janeiro en Brasil en los que impera la música y la celebración en los famosos sambódromos, hasta el más elegante y refinado carnaval de Venecia en Italia, pasando por los carnavales de Santa Cruz de Tenerife en España o por el carnaval más ancestral y tradicional de Laza en Ourense.
Y es que disfrazarse es vivir una nueva experiencia, una experiencia maravillosa en la que desde los más jóvenes de la casa hasta los más mayores todos participan convirtiéndose en un juego maravilloso. Muchas pueden ser las explicaciones que los sociólogos y psicólogos nos pueden ofrecer acerca de los beneficios del disfraz, por ejemplo:
- Tiene un gran poder de desinhibición. La persona se involucra perfectamente en el personaje creado y da rienda suelta a ese personaje que interpreta.
- Estimula y desarrolla la imaginación de los niños. Disfrazarse supone crear un personaje real o imaginario con sus diversas y divertidas situaciones.
- Fomenta la creatividad. Pensar en los accesorios o complementos con los que remataremos la creación es importante.
- Ayuda a desarrollar un pensamiento abstracto.
- Rompe con la monotonía diaria.
- Fomenta la sociabilización, la comunicación, las habilidades sociales,
- Ayuda a vencer la vergüenza, la timidez, el pudor, los miedos… tanto a los pequeños como a los adultos. Ponerse un disfraz, quizás el más ridículo que encontremos y enfrentarnos a los miedos es una forma de eliminar estas aptitudes que pueden obstaculizar el desarrollo social o profesional de una persona.
- Disfrazarse y elegir un personaje real o imaginario que nos gustaría ser nos ayuda a expresar emociones y sentimientos. Desde personajes de superhéroe hasta princesas, todo es posible. Por ello, para que vosotros os disfracéis de lo que más os guste, nosotros os emplazamos a que visitéis Idealfiestas donde sólo hay que elegir la temática que más nos guste y acompañarlo de los complementos adecuados como sombreros, espadas, pelucas, máscaras… además de elementos de decoración como globos, piñatas, guirnaldas, etc.
- Nos permite deshacernos o despojarnos de esa máscara impuesta o autoimpuesta durante nuestro día a día, ya sea por mandatos sociales, por motivos laborales, familiares, etc.
- En las personas adultas, los disfraces nos permiten romper las reglas establecidas, por ello es tan frecuente ver a gente disfrazada del sexo opuesto. Según las explicaciones formuladas por especialistas “los disfraces nos ayudan a reproducir aquellas conductas que nos apetecen y que normalmente están castigadas”, para ello algunos hombres se disfrazan de mujer para dejar aflorar, cuando solo sea por unas horas, su lado más seductor, vacilón o femenino sin miedo a ser juzgados.
Las fiestas temáticas proliferan en todo el mundo
Independientemente del carnaval, actualmente está muy de moda la celebración de fiestas temáticas de disfraces en cualquier época del año o incluso llevados por la diversión y el buen ambiente que en torno a ella se genera incluso puede celebrarse una boda temática, una despedida de soltero/a temática, un cumpleaños, etc. En este tipo de fiestas es primordial que el anfitrión u organizador de la fiesta elija una temática concreta y que informe y especifique a cada una de las personas invitadas que acudan que deben ir vestidas conforme o con relación a esa idea, no vaya a ser que por ejemplo la fiesta verse sobre los locos y maravillosos años 20 y que alguna persona se presente con un traje de Superman. Algunos ejemplos de temáticas sobre las que organizar una fiesta son, la época medieval, fiesta hawaiana, los míticos años 80, el lejano oeste, el movimiento hippie, un baile de máscaras…