Trabajar en una fundición de acero es uno de los empleos más duros y más peligrosos que existen y existirán en el mundo. Los peligros que entraña una profesión como esta son tantos que, en ocasiones, han sido muchos los que han desistido amedrentados por la gran cantidad de cosas que pueden salir mal en una nave o empresa dedicada a este tipo de labores, las cuales tienen un común denominador: todas esas cuestiones pueden llevar directamente a la muerte.
Pongamos, por ejemplo, el caso que sacudió al pueblo de Mos, situado a unos seis kilómetros de Vigo, en el año 1979, del cual se hizo eco el diario El País. En aquella ocasión, cuatro operarios de una fundición murieron como consecuencia de que, literalmente, les llovió acero hirviendo a más de 1.300 grados desde una plataforma situada en el techo de la nave en la que se encontraban trabajando. Dos murieron en el acto, otros dos murieron después de presentar quemaduras en el 100% de su cuerpo y otros dos quedaron gravemente heridos.
Sucesos como tales son los que hacen reflexionar a las autoridades públicas y a los responsables de negocios como estos. Por suerte, la tecnología ha transformado el sector de la fundición del metal y del acero desde que en 1979 se produjera este terrible accidente en Galicia. Las condiciones de seguridad en lugares como estos han mejorado en los últimos tiempos una barbaridad, pero sigue habiendo peligros de los que es mejor ser consciente y que el mundo globalizado todavía no ha acertado a resolver.
Estos son algunos de los problemas con los que se lidia en una fundición de acuerdo con la página web de APMEN, la Asociación de Pymes del Metal en Navarra:
- La explosión por contacto entre el agua y el metal o los restos de escoria.
- Las quemaduras que puede provocar la proyección del material fundido.
- Incendio en el proceso de revestimiento de un molde.
- Abrasiones en las manos cuando se liman los machos.
- Inhalación de vapores perjudiciales en diferentes procesos.
Y estos entre muchos otros, que pueden ser igual o incluso más peligrosos.
Las cámaras, el reflejo del progreso en el sector
Una de las principales diferencias que existen en el sector de la fundición de finales de los años 70 y el que tenemos ahora es que la seguridad se ha implementado gracias a sistemas como los que proporcionan las cámaras termográficas. Y menos mal que ha sido así, porque gracias a ello se han evitado muchas desgracias. Desde Ibertronix han asegurado que fue gracias al creciente interés de las empresas del sector por conseguir mejoras en lo relativo a la seguridad ha sido fundamental para que termine siendo obligatorio su uso.
Saber exactamente qué es lo que ocurre en el interior de los hornos es fundamental en esa labor de previsión de la que venimos a lo largo de todo este texto. Y es que tener asegurado el control del horno es lo que mejor nos puede ayudar en esa labor tan importante y tan necesaria a la hora de hacer posible que esa prevención sea real y no un simple propósito de boquilla, algo que por desgracia todavía demuestran algunas de las empresas que trabajan en un sector como este.
Y es que el negocio de la fundición de metales es uno de los que más responsabilidades requiere. Debería estar prohibido que personas que descuidan cualquier detalle en materia de seguridad del negocio se dedicaran a dirigir entidades en las que cualquier mínimo detalle separa una desgracia de la normalidad más absoluta. La responsabilidad, más que un factor diferencial, debería ser una auténtica obligación en todo lo que tiene que ver con este tipo de trabajo.
Hace no demasiado se veía el sector dedicado a la fundición del acero o el metal como uno de los pocos en los que la seguridad laboral jamás sería conseguida. Hoy, es evidente que se han conseguido importantes avances que han hecho posible que trabajar en una de estas fundiciones sea mucho más seguro que hace años. Tenemos que seguir velando porque sucesos como el de Mos jamás se vuelvan a repetir. Será el mejor sinónimo de salud dentro del sector.