La industria de los juguetes, con sus fieles seguidores, los niños, cumple los deseos de los más pequeños de la casa cando llegan el día de Navidad, de Reyes, para los Días del Niño y para los cumpleaños, solo que, estos deseos han evolucionado a medida que evoluciona la sociedad, y han dejado atrás el típico “muñecas para las niñas y coches de juguete para los niños” y hoy en día, cada quien es libre de jugar con lo que les dicte sus gustos y corazón.
Igualmente los juguetes se han transformado, dejando atrás estereotipos de antaño como la típica muñeca con el bebé o que cocina, para dar paso a las muñecas astronautas o investigadoras, además de que muchos juegos que antes estaban reservados solo para las princesas de la casa, ahora admiten a niños si ningún tipo de limitación.
La evolución de las muñecas
En España, y muchos otros lugares del mundo, triunfan las muñecas. Para confirmarlo, hemos consultado con Diversal, tienda de muñecas con años de experiencia en el mercado, y estos nos cuentan que es que son y han sido los juguetes estrella generación tras generación, siendo las más vendidas, sobre todo en el periodo navideño, la Bellies, Cry Babies, Rainbow High y Nancy.
Así, todos tienen o han tenido una muñeca en casa, lo que ha cambiado es la personalidad de la misma, que ha pasado de ser la clásica Mariquita Pérez a transformarse en Barbie piloto o bióloga marina, apoyando que las mujeres crezcan con el sueño de apuntar a carreras que antes estaban reservadas solo para los hombres, que puedan soñar con ser lo que quieran y que sientan el derecho de incluirse en todos los espacios de la sociedad. Y es que estudios en materia han mostrado que el 38,5 % de anuncios de juguetes solo muestran a las niñas arquetipos femeninos de belleza o de cuidadora y madre/esposa.
No obstante, este no fue un cambio fácil. Todo se debe a las miles de criticas y movimientos en pro de cambiar esos estereotipos vendidos por el producto. Entre ellos, podemos mencionar la huelga de juguetes promocionada por el ministro Alberto Garzón en plena campaña de Navidad, alertando contra «comportamientos sexistas«.
Asimismo, no solo se buscaba que las muñecas comenzaran a reflejar mejor a las mujeres de hoy en día, capaces, libres y profesionales, sino que también los juguetes fueran productos libres de genero y que se pudiera jugar con lo que se quisiera, sin etiquetar que unos eran para niñas y otros para niños.
De hecho, las muñecas no solo deberían ser juguetes libres de prejuicios de género, sino que su uso debería ser potenciado tanto en niños como niñas ya que les trae una variedad de beneficios. Por ejemplo, el desarrollo de habilidades sociales determinantes para un futuro exitoso emocional, académico y social.
Un estudios realizado por la psicóloga Sarah Gerson, de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), y publicado en ‘Frontiers in Neuroscience’, probó que al jugar con muñecas, los niños crean un mundo social propio y se interactúa con él desarrollando valores vinculados con la empatía, la generosidad, la solidaridad, la responsabilidad, la capacidad de resolver conflictos y el aprendizaje de liderazgo.
Así, al contrario de lo que siempre han establecido los padres sobre el uso de muñecas solo para las niñas, más bien deberían entender lo importante que es que ambos géneros aprendan y desarrollen este tipo de valores y más bien propiciar el uso de las muñecas tanto en niños como niñas.
Asimismo, no solo las muñecas expandieron sus fanáticos a público de todos los géneros, sino también han expandido sus horizontes por medio de campañas que inspiran a las niñas a soñar ser lo que quieran ser y a convertirse en lo que sea que quieran, sea esto quedarse en casa cuidando de su hogar y su familia, o poniéndose el traje de astronautas para una misión espacial. Así que hoy en día encontramos líneas de muñecas más diversas e inclusivas, en nuevos roles de liderazgo y dirección, y con mujeres reales como modelos; haciendo que las niñas puedan identificarse desde temprana edad con roles y profesiones que siempre se han consderado masculinas y profesiones relacionadas a la ciencia y la tecnología.
Aún queda mucho por hacer para eliminar los prejuicios entre el azul y el rosa
Niñas jugando con pelotas y niños que piden muñecas en Navidad deberían ser imágenes de lo más normales, y aunque ya se están comenzando a ver cada vez más, no es tan aceptado ni normalizado como se debería.
En las jugueterías lo sectores para niñas y para niños aún siguen estando separados, siendo que en la sección rosa no se puede encontrar ni una pelota y que en la sección de azul, el paso está prohibido para las muñecas.
Si que se están haciendo cada vez más avances en materia, pero aún se sigue la lucha; y es importante que los padres y la industria de los juguetes entiendan que si le ofreces a un niños solo un determinado tipo de juguete diciéndole que ese es el correcto, se le limita y se le inhibe su capacidad de crear, de inventar, de soñar y de ser lo que quieran ser.
Igualmente, ahora que estamos en épocas de la búsqueda de un equilibrio y una igualdad para hombres y mujeres, el área de los juguetes es un área muy importante para transmitir estos valores, ya que son los elementos que acompañan al desarrollo de una persona durante su infancia creando sus estereotipos y su forma de ver la vida.
En una entrevista con varios expertos en materia que se hizo para el medio Infobae, la licenciada en Psicología Lorena Ruda comenta:
«Creo que aún los juguetes no dejaron de ser de nena o varón, en una juguetería lo primero que te preguntan cuando pedís un juguete es si es para nena o varón; y si compras un libro la consulta es si quieres moño rosa o celeste… El nene que sólo juega con autos o la nena que únicamente juega con muñecas, se pierde de la posibilidad de elegir e investigar, de imaginar y jugar con libertad.
Se los limita en la creatividad, se los reprime. El juego es natural, no impuesto. Los niños saben jugar sin que nadie les enseñe. Y si sólo se les ofrece determinado tipo de juguete o de juego, se los limita, se inhibe la capacidad de inventar»
Por su parte, Mónica Viñas, también licenciada en Psicopedagogía, opinó que:
«En esta búsqueda de igualdad entre géneros, los juegos y los juguetes también están dejando de ser exclusivos para un sexo. Si un niño no juega con una muñeca, o una niña no usa herramientas para construir, seguramente es porque a nadie se le ocurrió ofrecérselos para jugar. Además, muchos padres tienen temor a esos juegos y reprimen la posibilidad que sólo apunta a reflejar lo que los chicos observan y viven cotidianamente y desean reproducir y elaborar a través del juego.
Más bien habría que pensar que estos juguetes y juegos los enriquece en un mundo en el que hombres y mujeres trabajan, cocinan, cuidan a sus hijos, planchan y lavan, de la misma manera y por igual.”
Otro experto agregó: «¿Acaso las mujeres no manejan o los hombres no cuidan bebés?». «Los juegos simbólicos permiten representar el mundo interno de los niños y estos no nacen con las diferencias de géneros diferenciadas. Son mandatos culturales -analizó-. Recién ahora estamos viendo de a poco que a un varón se le regale una cocinita o a una nena un auto a control remoto. Para ellos los juguetes son juguetes, los colores son colores, no tienen género».
Y es que el prejuicio, dicen, sobre todo se aplica más a los varones:
«Aún resulta chocante ver a un varón jugando a ser bailarina, no tanto es ver a una nena vestida de Batman, ella causa gracia; el varón da a gay.
El miedo a la homosexualidad está presente en los adultos, aún en los que se creen ‘progres’. Y son ignorantes por suponer que porque un varón juegue con muñecas será gay. Quizá lo sea, o no, pero no por los juegos que elige -argumentó la especialista-. Y si así fuere, qué mejor que pueda expresar mediante el juego lo que siente. En los juegos ellos actúan diferentes roles, roles que copian de la realidad también. Por suerte hay cada vez más padres que cocinan y más mujeres que cambian neumáticos».
Finalmente, los expertos hacen un llamado a la industria del juguete y a los padres en casa a dar rienda suelta a sus hijos, sin establecer limitaciones, estereotipos o prejuicios, a que estos jueguen con lo que quieran jugar, desarrollando las habilidades que quieran desarrollar y convirtiéndose en lo que quieran ser, hombres gays, mujeres astronautas, sin que nada de esto sea visto como algo malo o como algo que reprocharle al niño o al juguete. En fin, más juguetes sin género, menos padres con prejuicios.