El vino es en España uno de los principales productos exportados a países de todo el mundo. Junto a Italia y, por extraño que parezca, Turquía, el vino español es uno de los más demandados, y no solo por su denominación de origen, sino porque la fama le precede en todo el mundo. Tenemos tintos que son sonados a lo largo y ancho de todo el planeta, como los Ribera, o el típico fondillón alicantino, cuyo máximo exponente lo encontramos en Bodegas Bocopa, pero también tenemos nuestros sabrosos blancos, más típicos del norte del país, donde encontramos el Albariño o el Ribeiro. Y, por supuesto, nuestros rosados y espumosos. Pero ¿somos el país que más exporta?
Pues en realidad no, España es el tercer mayor productor de vino a nivel mundial, pero por delante nuestra encontramos a Italia y a Francia, aunque este segundo país esté perdiendo algo de fuerza. De hecho, los productores de vino españoles exportaron alrededor de 44 millones de hectolitros de un total de 292 millones que se produjeron en todo el mundo.
Eso, aunque no nos ponga a la cabeza del sector, nos deja en un muy buen lugar, aunque lo verdaderamente interesante para nosotros no es cuánto exportamos, sino a quien. Esto es así porque las relaciones comerciales internacionales mueven miles de millones de euros, y el intercambio de productos originales de un país concreto puede promover tanto la economía como la política, y es que, como ya sabemos, hoy en día en este mundo capitalista es el dinero el que mueve el mundo.
Dicho esto, es interesante saber que Alemania es el país que más vino importa, seguido de cerca por Reino Unido y Estados Unidos. En cuarto lugar, con algo más de diferencia en cuanto a volumen importado, aparece el gigante asiático, China, que con 6,9 millones de hectolitros se pone por encima de países como Francia, Canadá o Países bajos. Pero lo que llama la atención es que en esta lista de países importadores de vino aparezca, entre los 10 primeros, nuestro vecino francés ya que es, al mismo tiempo, uno de los países que más exporta. Y con respecto a esto tenemos opiniones de todo tipo.
Hay quien dice que el país es un amante del buen vino y por eso exporta tantos litros como importa, pues se queda con sus mejores caldos e importa otros tantos sabrosos caldos de países con renombre. Sin embargo, también hay quienes aseguran que la fama del vino francés solo es marketing y que por este motivo importan los mejores vinos de países como España, Italia y Turquía. Sea como sea, con lo que nos quedamos es con que en España se importa, sí, pero muchísimo menos de lo que se exporta.
En España gusta el vino español
¿Patriotismo? Es posible, pero la realidad es que cuando se tiene un producto autóctono tan válido como nuestro vino no importa si es por patriotismo o no, la realidad es que tenemos caldos que son dignos de los mejores premios y, por ende, ¿para qué salir fuera a buscar otros?
Según Vicave, la conocida empresa de diseño de bodegas climatizadas, a pesar de que el sector de la restauración sigue siendo su principal cliente, son muchos los particulares que compran sus bodegas prefabricadas para instalar en casa, e incluso son muchos quienes solicitan presupuesto a medida para crear su propia bodega personalizada en casa, ya sea en sótanos e incluso en desvanes y áticos inutilizados. Todo esto, lo que viene a demostrar, es que somos un país productos, exportador y también consumidor de vino, y la mayor parte de ese vino es nacional.
Incluso tenemos “infuelcers del vino”, el más conocido es el exjugador de fútbol Kike Sola, quien empezó a subir historias de su pasión vinícola y ha acabado convirtiéndose en todo un influencer de la red en este sector. Esto le ha traído un plus, y es que se ha convertido en la imagen de los vinos de Rioja, algo que nunca viene mal al bolsillo, pero lo importante es que está disfrutando de lo que le gusta, aunque como él mismo dice: “siempre con moderación”. “Siempre me ha gustado el vino, ahora la disfruto buscando cómo se comporta el vino, por qué actúa así el suelo, la variedad, por qué es diferente un vino a otro. Es un mundo que engancha, muy apasionante. Creo que no sé nada, pero me motiva muchísimo, escuchar a los que saben, tener información, disfrutar…” asegura Sola.
Sin embargo, el vino es para disfrutarlo y no importa si se sabe o no acerca de él, o de su añada, o de su procedencia. ¿O no?