Energías renovables

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La energía es tan necesaria para la vida cotidiana como el respirar o alimentarse. Algo que igualmente, es abastecer de energía al cuerpo y provocar su combustión para que los seres vivos, podamos realizar nuestras funciones. Sin energía, la vida no sería posible. Desafortunadamente, la mayoría de la energía que utilizamos, es finita y produce efectos adversos. Es decir, son recursos de los que el hombre dispone y poco a poco, se van agotando.

Los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, tardan cientos de millones de años en formarse. Para producir energía, deben quemarse y producir la combustión (de ahí que sean combustibles) que a su vez, genera una serie de emisiones nocivas para el medioambiente y ecosistema en general. Estas emisiones, llegan en forma de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono.

Aunque desde hace siglos, los combustibles fósiles, han sido los productores o generadores de energía por excelencia, el ecosistema, la naturaleza y la madre tierra, nos proporciona otro tipo de energía. Cada vez más comunes, estas energías derivadas de fuentes naturales y conocidas como energías renovables, generan beneficios a todos los niveles y son inagotables.

Los profesionales de  Eficiencia V, expertos en instalación de placas solares en Cádiz, nos han proporcionado datos e información sobre este tipo de energía, sus características y variantes. La principal de esas características es que las energías renovables, son un tipo de energías que provienen de fuentes naturales y estas tiene la capacidad de reponerse más rápido de lo que se consumen. Son ejemplos de energías renovables la luz solar y el viento. Una de sus mayores ventajas es que este tipo de energías, son abundantes y se hayan en cualquier entorno.

Generar energías renovables produce menos emisiones que la producida por los combustibles fósiles. De ahí, la importancia de llevar a cabo una transición entre los combustibles fósiles y las energías renovables. Conseguir ese objetivo es vital para abordar el cambio climático, abaratar costes y reducir las emisiones nocivas.

Las energías renovables, son en la mayoría de los países que se valen de ellas, más baratas que las combustibles. Además de generar el triple de puestos de trabajo de los que genera la producción de los combustibles fósiles.

Tipos de energías limpias o renovables

La mayor fuente de energía que existe es, indudablemente, el sol. Incluso en un día cubierto, la energía solar es abundante en todo el planeta. La tierra intercepta la energía que esta estrella emite a una velocidad diez mil veces superior a su capacidad de consumo humano.

Son numerosas las aplicaciones que se dan a las tecnologías solares: pueden producir calor, refrigeración, luz natural, electricidad y combustibles. La tecnología, convierte la luz del sor en energía eléctrica. Esto es posible gracias a la utilización de paneles fotovoltaicos o espejos que concentran la radiación.

Si bien es cierto que no todos los países se ven favorecidos por igual de esta energía, también lo es que cualquier país puede obtener una importante contribución de energía solar al conjunto de otras fuentes de energía.

A lo largo de la última década, la fabricación de paneles solares ha disminuido sus costes hasta el punto de ser más asequibles y convertirse en la forma más económica de producir energía eléctrica. La vida útil de estos paneles es de treinta años y existe una variedad de tonalidades diferentes según los materiales con los que se hayan fabricado.

Otra fuente incombustible de energía es la que procede del aire. La energía eólica, aprovecha la energía cinética del aire en movimiento. Para ello, se sirve de unas enormes turbinas eólicas que se sitúan en superficies terrestres, alta mar o agua dulce. Aunque este tipo de energía se ha usado desde tiempos remotos, no ha sido hasta las últimas décadas que se ha convertido en una de las más potentes formas de producir electricidad.

Es sabido que las velocidades eólicas varían de forma circunstancial dependiendo de la ubicación, sin embargo, el potencial mundial de la producción de este tipo de energía, supera al de la producción de energía eléctrica.

Gracias al propio calor que desprende el interior de la Tierra, disponemos de la energía geotérmica. Este calor, se extrae de unos depósitos a través de pozos u otros medios. Los depósitos se denominan hidrotermales cuando esta a temperaturas muy elevadas y permeables de manera natural, cuando se utilizan medios de estimulación hidráulica se conocen como sistemas geotérmicos mejorados.

Cuando se encuentran en la superficie, se utilizan fluidos a varias temperaturas para generar electricidad. Aunque lleva más de cien años siendo utilizada, es actualmente cuando empieza a resultar fiable.

Uno de los recursos más valiosos y necesarios, es el agua. Gracias a ella, también obtenemos energía, la conocida como hidroeléctrica. Este tipo de energía renovable, consiste en el aprovechamiento de la energía que produce el propio movimiento del agua. Puede generarse en embalses y ríos. Las plantas hidroeléctricas de los primeros, se valen del aguan estancada, en tanto que las segundas, aprovechan la energía que genera el mismo flujo de agua que lleva el rio.

Los embalses hidroeléctricos tuenen varias aplicaciones, desde producir agua potable o para riego, controlar inundaciones y sequias hasta el suministro de energía.

Actualmente, la energía hidroeléctrica es la mayor fuente de energía renovable en el sector de la electricidad. Aunque cabe señalar que la infraestructura necesaria para producirla, puede provocar efectos negativos en ele ecosistema, por lo que es utilizada a menor escala y especialmente en lugares remotos.

Derivada de las tecnologías utilizadas para generar energías térmicas, la energía oceánica se vale de esas energías térmicas producidas por el agua marina, las olas o las corrientes de agua.

Los sistemas de producción de energía oceánica están actualmente en desarrollo y estudio. Esta fase experimental arroja datos teóricos y supuestos pero que invitan a pensar en que la energía oceánica, supera con creces la necesidad energética actual. No es de extrañar, teniendo en cuenta que el planeta cuenta con más océanos que tierra.

Por último, tenemos la bioenergía. Esta energía se genera a partir de materiales orgánicos de diversa índole. A estos materiales se les denomina biomasa y son de la categoría de la madera, el carbón, el estiércol y otros abonos, etc. La mayor parte de la biomasa producida se utiliza en las zonas rurales como medio energético para cocinar, proporcionar luz y calor en las viviendas, así como en las zonas desfavorecidas de los países en desarrollo.

Los sistemas actuales de biomasa, incorporan árboles o cultivos específicos que provienen de la agricultura o los entornos forestales. Igualmente, se sirven de los desechos orgánicos para generar energía.

Aun siendo una energía renovable, la energía que genera la quema de la biomasa, también produce emisiones de gases con efecto invernadero. Los niveles son más bajos que los producidos por los combustibles fósiles, pero, considerables. Por esta y otras razones, la bioenergía, se aplica en ciertas situaciones, dado que, si se diera un aumento de su uso a gran escala, las consecuencias podrían llevar a la deforestación y un cambio en el uso de la tierra.

En conclusión, las energías renovables, limpias y sostenibles, son las que proporciona la naturaleza de manera inagotable por su capacidad de regeneración. Este tipo de energías, son sin duda las más deseables, no solo para los seres humanos, también para el planeta. Un recurso prácticamente ilimitado que podría, más bien, debería, llegar a todos los rincones del planeta que lo necesiten.

Gracias a los avances técnicos y tecnológicos, los costes derivados de las instalaciones necesarias para hacer uso de estas energías, se han visto notablemente reducidos. Ahora solo queda esperar a que todos, podamos disponer de ellos.